EL LAND ROVER SANTANA |
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Eres el 2x2
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El Land Rover Santana era un 4 cilindros de 2.500 c.c. del año 74 con caja de 4 cambios que disfruté los últimos años de su vida. En carretera era una tortuga, en llano entre 60 y 70 km/h, literalmente, porque la aguja vibraba entre esas dos cifras y como la carretera se pusiese muy cuesta arriba había que poner 3� a unos 40-50 km/h. La dirección tenía la holgura crónica de todo Santana (que te permiten mover el volante un cuarto para cada lado y las ruedas ni se inmutan), además de la ausencia de cinturones de seguridad (tampoco tenía Airbag, ABS, ESP, ETC, AC-DC,... ;-)) todo esto unido hacía que el coche te pidiese a gritos que lo sacaras del piche (léase asfalto) enseguida. La verdad es que no lo cuidamos muy bien. Nunca se le cambió el aceite, simplemente se le añadía un poco cada cierto tiempo, para el radiador, agua del grifo, ¿y eso de cambiar filtros qué es?, además los golpes que recibía de algún árbol o roca los arreglaba a martillazos y luego los pintaba a brocha con un amarillo nada parecido al original. Una vez se le soltó el escape a la salida del colector a pocos centímetros del bloque del motor; me río del sonido de las Harley Davidson, con aquel atronador burbujeo estuvo un mes porque daba pena silenciarlo. Aun así, cuanto peor se le trataba mejor parecía responder. Moraleja: los Land Rover Santana son masoquistas. Esto me recuerda una frase que me suele decir mi padre: “Eres más bruto que un Land Rover”. Uno de sus últimos veranos le quité el techo metálico que tenía (imagínate la sensación de conducir aquel camión sin techo, era maravilloso) y cambié las gastadas 7.00 R16 (culpables en parte de la poca velocidad que desarrollaba) por unas 7.50 R16 y ese fue el principio de su fin. Le di mucha, mucha, pero que mucha caña aquellos meses, la verdad es que el Land Rover parecía comprender que cuando por circunstancias del camino había que pasar entre un árbol y una roca era mejor restregar la chapa contra el árbol, o si acababa acostado sobre un lado, el sabía que el paso por una inclinación lateral no es una ciencia exacta, yo no lo hacía a posta, incluso juraría que todo aquel “maltrato” le divertía a él tanto como a mí y siempre pedía más, y más, y más, y... llegó la época de volver a ponerle el techo ...ya no encajaba. Mirando y mirando encontré una raja que partía en dos un larguero del chasis justo debajo del copiloto. La parte delantera estaba más baja por el lado derecho y la trasera por el izquierdo. Sólo unos milímetros pero lo suficiente para que el techo fuera vibrando continuamente y ni la puerta trasera ni la del acompañante pudieran cerrarse. Esta última acabó atada permanentemente para evitar que se abriera en marcha. Falleció de muerte lenta y acabó sus días honrosamente como donante de órganos en una chatarra. Los que te quisimos nunca te olvidaremos. |
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Aqui está Luis XD 9000 i, el winche humano, capacidad de arrastre de 4100 Kgr (a partir de la sexta cerveza). | ||
A punto de convertirse en el auténtico submarino amarillo de los Beatles. | ||
Bajando por una pista en el sur de Tenerife, un despiste por el cansancio y gracias a la piedra que se ve delante no caímos por un barranco. Habían más como esa debajo del Land Rover. Resultado: rasguños sin importancia. | ||
Que suerte vivir aquí. | ||
En el fin del mundo. Fin de pista en el sur de Tenerife, abajo, el Barranco del Infierno. | ||
Tras un Land Rover Defender 110 en la pista Chanajiga-La Corona. | ||
Parados tras un grupo de todoterrenos del club Anocheza 4x4. Una mujer se nos acercó para regalarnos una pegatina del propio club. Nos sentimos como el patito feo convertido en cisne. | ||